El hígado es uno de los órganos más
grandes del cuerpo humano, que pesa alrededor de 1,4 kg y juega un papel
fundamental en el organismo. Se encarga de unas 500 funciones orgánicas,
interviniendo en el proceso digestivo, en el metabolismo del azúcar y las
grasas, e incluso en el sistema inmunitario. Procesa prácticamente todo lo que
comemos, respiramos o absorbemos a través de la piel, aproximadamente del 90%
de los nutrientes del organismo procedentes de los intestinos pasan por el
hígado. Convierte los alimentos en energía, almacena nutrientes y produce
proteínas sanguíneas. Además, actúa como filtro para la eliminación de
patógenos y toxinas de la sangre. También elabora bilis, almacena glucógeno,
hierro, cobre, vitamina A y D, y muchas de las vitaminas del complejo B. Por
lo que es esencial conservar este órgano lo más sano posible, realizándose una
desintoxicación natural.
Para desintoxicar el hígado, se
recomienda el ayuno y las dietas depurativas. El ayuno consiste en ingerir
sólo agua durante un tiempo concreto del día, mientras que las dietas
depurativas excluyen el consumo de carne, pescado, lácteos, embutidos,
enlatados, golosinas, alimentos refinados, café, tabaco y licor.
Son de gran ayuda el aporte de frutas (manzanas,
fresas, uvas, cerezas y nísperos), caldos de verduras (alcachofas,
escarolas, rábanos, cardos y cebolla, brócoli, col y coles de Bruselas), hierbas
verdes amargas para la producción de bilis, una cucharada sopera
de aceite de oliva extra virgen con un chorro de limón (manteniéndolo
en la boca al menos un minuto para que se mezcle con la saliva y el cuerpo la
absorba mejor), el consumo de plantas como cardo mariano,
diente de león, boldo y alcachofera (en infusión o ensalada) y las
algas marinas, ya que estas últimas captan los tóxicos y estimulan su
eliminación, alcalinizan el pH sanguíneo y proporcionan muchos nutrientes.
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