Nuestros pensamientos y sentimientos tienen
la capacidad de transformar nuestras células, ya que además de poseer un cuerpo
físico también poseemos un cuerpo eléctrico por el que viajan nuestros impulsos
bioeléctricos o paquetes de información que condicionan cada parte eléctrica
del organismo. Estos pensamientos y sentimientos sean positivos o
negativos, alteran a nivel energético al individuo que posteriormente
manifestará a nivel físico en estado de salud óptimo si sus pensamientos y sentimientos
fueron positivos, o enfermedad si resultó ser el caso contrario. Los temores y
los sentimientos reprimidos pueden influir directamente en el organismo y su
funcionamiento generándose así la enfermedad.
El especialista zuliano en
psiconeurolingüística y conferencista motivacional, Lenin Torres Silva, explica
que de cada 100 personas que asisten a una consulta médica, 80 padecen de
enfermedades emocionales (enfermedades del cuerpo
eléctrico). Torres asegura que está comprobado científicamente
que “absolutamente todas” las patologías tienen un origen emocional (o
eléctrico) y explica cómo ocurre el proceso: “Si una persona tiene una
experiencia negativa y lo asume con sentimiento de culpa, rabia o pesimismo, el
organismo segregará cortisol y adrenalina inmediatamente en respuesta a esa
emocionalidad, ambas son sustancias supresoras del sistema inmune y crean
situaciones de estrés, lo que acidifica nuestra sangre y por tanto se
manifiesta la enfermedad.
Si por el contrario, los
individuos asumen las cosas negativas desde un punto de vista positivo, el
cuerpo producirá mayor cantidad de endorfinas y serotonina que hará que se
genere bienestar bioquímico, tranquilidad y estabilidad en el sistema de
defensas”.
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